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lunes, 31 de enero de 2011

¡CEGADO AUNQUE VEÍA!

¡Hola! ¡Soy el hermano Andrew! ¡Soy holandés y he dedicado mi vida a predicar el Evangelio en los países comunistas de Europa Oriental!

(1) Alemania del Este.
(2) Polonia.
(3) Rusia.
(4) Checoslovaquia.
(5) Hungría.
(6) Rumania.
(7) Yugoslavia.
(8) Bulgaria.

¡Lo siguiente fue lo que me pasó la primera vez que intenté introducir Biblias en Yugoslavia, donde éstas no se admiten y está prohibido testificar o ser misionero!

¡Perdone! ¿Me podría decir por dónde se va a la frontera yugoslava?

¡Ya! ¡Siguiendo por la carretera pasará por el último pueblo de Austria! ¡Justo después está la frontera!

¡Danke! ¡Gracias!

¡Me detendré aquí en las afueras del pueblo para repasar mi equipaje!

¡Voy a envolver estas cajas de folletos cristianos en mi carpa y saco de dormir, y las esconderé en el maletero de delante!

¿Cómo voy a pasar por el control de los guardias fronterizos con las maletas repletas de Biblias? ¡Si me las encuentran, me pueden meter varios años en la cárcel!

¡Y por primera vez recé la siguiente oración de fe pidiendo protección, una oración que desde entonces he rezado muchas veces!

Señor Jesús…

¡En el equipaje tengo la Palabra de Dios, que necesito llevar a Tus hijos y creyentes que tanto la necesitan al otro lado de la frontera!

¡Jesús, cuando estabas en la tierra, hiciste que los ojos de los ciegos vieran!

¡VEO!

¡Ahora Te ruego que ciegues los ojos de los que ven!

¡Te ruego, Jesús, que no permitas que los guardias vean lo que Tú no quieres que vean! ¡Confío totalmente en Ti! (Marcos 9:23)

Y así, armado con esta oración, puse el auto en marcha y me dirigí a la frontera entre Austria y Yugoslavia, que es comunista.

¡Esos guardias parecen sorprendidos de verme!

A lo mejor es que no entran muchos extranjeros por aquí!

¡ALTO!

¡Su pasaporte, por favor!

¡Tome, agente!

¡Tenemos que registrar el auto para ver si lleva ciertas cosas, y luego podrá seguir!

¡Tenga la bondad de abrir el maletero!

¡Aquí llevo mi equipo de camping, agente!

¿Y esto, que es?

¡Es mi saco de dormir!

¡Podría encontrar los folletos evangélicos! ¡Jesús, te ruego que le ciegues los ojos!

¿Tiene algo de valor que declarar?

Pues… este…

…¡sólo el dinero, mi reloj de pulsera y una cámara!

¡Mmm!

¡Muéstreme qué lleva en esta maleta!

¡Cómo no!

¡Si mira debajo de las camisas que están encima, verá todas las Biblias y folletos que he colocado entre la ropa!

¡Tome!

¿Lleva impresos o libros?

¡Fingiré no haber oído la pregunta!

Qué lindo día, ¿eh?

¡Oh, no! ¿Ha levantado las camisas! Las Biblias han quedado al descubierto!

¡Iniciaré una conversación!

Está muy seco para esta época del año, ¿no?

¡A mí no me molesta! ¡Así resulta más agradable el trabajo!

¡Yo soy de una región de Holanda donde siempre llueve!

¡No me diga!

¿Cómo es que el otro guardia no ha encontrado todavía las Biblias?

¡Gracias, Jesús! ¡Está entretenido escuchando nuestra conversación!

Supongo que me podré ir pronto, ¿no?

Bueno, ¿tiene algo que declarar?

¡Mmm! ¡Sólo unas cuantas cosillas!

¡A fin de cuentas, los folletos son pequeños, pero espero no tener que declararlos!

¡No vamos a tomarnos la molestia de hacer una declaración!

¡Puede cerrar la maleta!

¡Uf!

¡Tome su pasaporte! ¡feliz estadía en Yugoslavia!

¡Gracias, agente! ¡Así será!

¡ALABADO SEA EL SEÑOR! ¡ALELUYA! ¡GRACIAS, JESÚS! ¡TÚ NUNCA FALLAS!

Simpático el tipo, ¿eh?

¡Ya!

¡Y el hermano Andrew presenció este mismo milagro en muchas ocasiones en los años siguientes, mientras continuaba su misión de introducir la Palabra de Dios en los países comunistas!

Como cristianos tenemos la obligación de acatar todas las leyes, ¡salvo aquellas que prohiban predicar el Evangelio, o las que nos impidan hablar a otras personas sobre el amor de Dios! ¡Jesucristo nos ordenó expresamente que fuéramos «por todo el mundo a predicar el Evangelio a toda persona»! (Marcos 16:15) Y si las leyes de los hombres contradicen este mandato, entonces, como dijo San Pedro: «Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hechos 5:29).
Hoy en día, en todas partes del mundo, muchos cristianos valientes se hallan entregados a la prédica del Evangelio en países «vedados". Arriesgan fielmente sus vidas para conquistar el mundo por Jesús y, como en el caso del hermano Andrew, ¡el Señor los bendice y los protege de manera portentosa!

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